miércoles, 12 de enero de 2011

ANIMALES DE COMPAÑIA PARA COMBATIR LA SOLEDAD

ANIMALES DE COMPAÑÍA, PARA COMBATIR LA SOLEDAD

Los animales de compañía con su aportación de cariño incondicional ,ayudan a invalidar los efectos del estrés y la soledad.


Las emociones positivas que suscitan los animales se han revelado, en este sentido, como un excelente antídoto contra las enfermedades.
Los animales no tienen el poder de curar, pero a través de su afecto y su amor incondicional, favorecen la relajación, la estabilidad, y ayudan a afrontar las situaciones críticas con mayor serenidad.
• Los animales devuelven la sonrisa a una persona deprimida; estimulan el carácter social de una persona tímida y con problemas afectivos de índole diversa; ayudan a controlarse a una persona que sufre de impulsos violentos; pueden ayudar a bajar la presión arterial a los hipertensos, y a relajar a las personas nerviosas. Aunque quizás, una de los efectos más beneficiosos que se pueden obtener de los animales es que ayudan a aceptarse a uno mismo, porque ellos nos aceptan tal y como somos: altos, bajos, ricos, pobres, delgados, obesos... Los animales nos aceptan e incluso son capaces de transmitirnos su «apoyo» cuando no nos encontramos en nuestro mejor momento.

Un antidepresivo natural
Cuidar de un animal mitiga el sentimiento de soledad, llena los espacios vacíos de la vida, sobre todo para las personas ancianas, que se abandonan con mayor facilidad.
• Un cachorro al que atender supone un estímulo para salir del aislamiento y ofrece la posibilidad de abrirse al mundo exterior y restablecer las relaciones o para dar vida a nuevas amistades e intereses.
• Un animal, como el perro, siempre está dispuesto a mover el rabo y a agasajar a su dueño en cuanto éste llega, alejando de su mente los pensamientos negativos.

Los cachorros, con sus juegos, y a veces con su extravagante comportamiento, son como «payasos», capaces de provocar carcajadas y, con ello, acentuar nuestro buen humor. Y ya se sabe que la risa relaja y aumenta las defensas naturales del organismo.

• La comunicación con los animales es inmediata. Saben escuchar, esperar y perdonar. Con un animal no se establece competitividad, no se genera ansiedad, porque el juego nunca adquiere la dimensión de competitividad o enfrentamiento. Más que un adversario, el perro es un infatigable y divertido compañero.

Otro importante mecanismo positivo es de orden físico: los animales son acérrimos enemigos de la pereza, y suponen un excelente estímulo para el ejercicio y el movimiento.

• Por ejemplo, la cita diaria con el paseo por el parque con la que se ve inevitablemente comprometido quien tiene un perro es una forma agradable y nada fatigosa de combatir el sedentarismo.

• Cepillarlo, lanzarle un hueso o acelerar el paso para no perderlo, de vista son actividades físicas saludables y posiblemente mucho más divertidas que el rutinario ejercicio físico


Los animales de compañía y los enfermos de Alzheimer
Teniendo en cuenta todos los posibles beneficios hacia las personas mayores, actualmente se está comenzando a dar otro paso hacia adelante en relación a la terapia facilitada por animales, nos estamos refiriendo a la unión de animales de compañía y enfermos de Alzheimer, en busca de los posibles beneficios que al enfermo pudiesen proporcionarle la compañía de un animal y, por qué no, los beneficios que el cuidador pudiese también alcanzar con el animal.
Nos estamos refiriendo al cuidador familiar, objeto de mayor carga de trabajo, por tanto los estudios que nos centraremos en revisar son los que relacionan animales de compañía y enfermos de Alzheimer en ámbitos no institucionales. Los enfermos relacionados con un animal demostraron poseer una menor prevalencia de conductas no-cognitivas específicamente la presencia de un animal parece catalizar la aparición de conductas que reflejen agitación y agresión.
Los cuidadores informaban que los pacientes pasaban gran cantidad de tiempo acariciando al animal o simplemente con él en brazos, parece que la presencia del animal hacía disminuir el impacto de los hechos estresantes de la vida diaria.
Los animales de compañía y los cuidadores de enfermos con demencia.-
En cuanto al cuidador otros estudios han encontrado una relación positiva entre el estado de salud del cuidador y la posesión de un animal de compañía.
Estudios previos han encontrado una significativa relación entre la institucionalización del anciano y el nivel de estrés y carga del cuidador, recientemente la atención se ha focalizado en la contribución potencial de los animales de compañía como sistema de apoyo individuales, se ha demostrado que los poseedores de estos animales experimentan mayor felicidad y menor soledad que otros que no poseen animales, los animales pueden facilitar el congeniar con otras personas al facilitar un tema de conversación, también puede reducir la ansiedad en una aguda situación estresante.
En el estudio revisado, los cuidadores de enfermos de Alzheimer, informaban recibir más visitas y llamadas de teléfono por semana de familiares y amigos que los cuidadores que no poseían animal, aunque las diferencias no eran significativas.
Estudios previos han demostrado que los efectos beneficiosos de los animales de compañía no son uniformes para todos los grupos de edad y sexo.
Mientras los cuidadores masculinos tienden a no informar de sentimientos de estrés o incapacidad para sobrellevar la situación comparados con las mujeres, estas sufren más áreas de asistencia al anciano en relación a la misma fase de la enfermedad que un hombre, por lo que pueden ver en Mientras los cuidadores masculinos tienden a no informar de sentimientos de estrés o incapacidad para sobrellevar la situación comparados con las mujeres, estas sufren más áreas de asistencia al anciano en relación a la misma fase de la enfermedad que un hombre, por lo que pueden ver en algunos casos al animal más como otra carga que como una ayuda.
Uno de los beneficios que los animales de compañía puede producir en los cuidadores es mediante los enfermos, ya que pueden aumentar su autoestima, su orientación a la realidad y facilitar su comunicación con el cuidador.

Por ello, parece merecer la pena el intentar llevar a cabo un programa de intervención que intente integrar la unión de animales de compañía a la enfermedad de Alzheimer, tanto por lo beneficios para el propio enfermo como para su cuidador.


ANIMALES Y ANCIANOS

Gran parte de la población desconoce los maravillosos resultados que conlleva la compañía de un animal. Hipócrates, médico griego (460-377 a.C.) que está considerado el padre de la medicina, ya manifestaba los beneficios de la equitación.
La primera utilización terapéutica de animales de compañía en una Institución que se conoce fue en 1792, en el asilo de York, Gran Bretaña. En 1867, una Institución alemana empezó a utilizar animales, especialmente con enfermos epilépticos.
En la actualidad, se calcula que hay unos seis millones de perros y gatos en los hogares españoles. Pero que nadie crea que regalar a un anciano un animal va a ser la solución de todos sus problemas, este tipo de terapias necesitan una planificación metódica para obtener resultados positivos. Y también hay que aclarar que no es una moda o un deseo de las personas a las que les gustan los animales, sino que están basadas en estudios realizados en Alemania, Inglaterra, Estados Unidos y, en menor medida, en España.
Existen instalaciones, y profesionales, que se dedican a formar a estos animales para que su compañía sea algo más que eso, sea parte de una terapia que aumente la autoestima y la sensación de sentirse útil de una persona mayor. Siempre teniendo en cuenta que no es valida para todo el mundo, ya que no a todas las personas les agradan los animales. Y, por otra parte, también el tipo de animal dependerá de las características del anciano. Puede ser un perro, un g. Los animales de compañía son un óptimo revulsivo para la soledad de estas personas.
En Estados Unidos se realizó una encuesta donde se percibía que las personas de más de 65 años que compartían casa con un animal de compañía sufrían menos depresiones, posiblemente porque estas personas tienen en el animal al receptor ideal de gran cantidad de su afecto, al mismo tiempo que lo reciben, sobre todo si se trata de un perro o un gato.
Por otra parte, también las personas hospitalizadas se recuperan con más prontitud cuando tienen a ese "amigo" esperándoles, que saben que depende totalmente de ellas.
Y aunque casi siempre se piensa en perros o gatos, como decíamos antes, también otro tipo de animales benefician la calidad de vida de los ancianos. Se ha comprobado que personas mayores que tienen pájaros o peces de colores, mejoran su salud física y las relaciones con los vecinos, así como su interés por la vida y su sentido de la responsabilidad. Es decir, que tanto el animal forme parte de una terapia, como sea simplemente un compañero de vida, va a repercutir en un
psíquica de las personas mayores, aumenta su autoestima, llena los vacíos y la soledad, ofreciendo gratuitamente enormes dosis de cariño. ¿Qué piden a cambio? Un poco de responsabilidad, mimos y alguna golosina como premio. Pero que nadie se confunda, los animales no deberían sustituir a las personas. Los ancianos necesitan que sus seres queridos estén con ellos, se preocupen por ellos y les den el afecto necesario. Los animales no pueden suplir totalmente la falta de afecto de una persona, como tampoco sustituyen una terapia médica. Los animales sólo ayudan, a veces de un modo increíble, en un mundo que no es perfecto.





















Autor: Isabel Salama



Los animales de compañía y los enfermos de Alzheimer
Teniendo en cuenta todos los posibles beneficios hacia las personas mayores, actualmente se está comenzando a dar otro paso hacia adelante en relación a la terapia facilitada por animales, nos estamos refiriendo a la unión de animales de compañía y enfermos de Alzheimer, en busca de los posibles beneficios que al enfermo pudiesen proporcionarle la compañía de un animal y, por qué no, los beneficios que el cuidador pudiese también alcanzar con el animal.
Nos estamos refiriendo al cuidador familiar, objeto de mayor carga de trabajo, por tanto los estudios que nos centraremos en revisar son los que relacionan animales de compañía y enfermos de Alzheimer en ámbitos no institucionales.
Con relación al enfermo, y de acuerdo con lo anterior, podemos aceptar el hecho de que la compañía de un animal, produce en el paciente un efecto de catalizador social, ayudándolo a salir de su introversión, e incomunicación.
Actualmente se está empezando a investigar en nuevas áreas, como es la asociación de animal y la evolución del deterioro cognitivo y la expresión de síntomas no cognitivos concomitantes, reflejando algunos autores el hecho de la disminución del estado ansioso, con disminución concomitante de la agresividad verbal, la hiperactividad y las alucinaciones en relación directa al tiempo de interacción poseedor-animal de compañía.
Cuanto mayor era la asociación y relación con el animal, menor eran los trastornos de humor, aunque esta relación no afectaba a los trastornos psiquiátricos o psicomotores.
Los enfermos con animales, tenían una menor tasa de cambio hacia el mayor deterioro en el BIMC, aunque esta diferencia no era significativa estadísticamente.
Los enfermos relacionados con un animal demostraron poseer una menor prevalencia de conductas no-cognitivas específicamente la presencia de un animal parece catalizar la aparición de conductas que reflejen agitación y agresión.
Los cuidadores informaban que los pacientes pasaban gran cantidad de tiempo acariciando al animal o simplemente con él en brazos, parece que la presencia del animal hacía disminuir el impacto de los hechos estresantes de la vida diaria.
Los animales de compañía y los cuidadores de enfermos con demencia.-
En cuanto al cuidador otros estudios han encontrado una relación positiva entre el estado de salud del cuidador y la posesión de un animal de compañía.
Estudios previos han encontrado una significativa relación entre la institucionalización del anciano y el nivel de estrés y carga del cuidador, recientemente la atención se ha focalizado en la contribución potencial de los animales de compañía como sistema de apoyo individuales, se ha demostrado que los poseedores de estos animales experimentan mayor felicidad y menor soledad que otros que no poseen animales, los animales pueden facilitar el congeniar con otras personas al facilitar un tema de conversación, también puede reducir la ansiedad en una aguda situación estresante.
En el estudio revisado, los cuidadores de enfermos de Alzheimer, informaban recibir más visitas y llamadas de teléfono por semana de familiares y amigos que los cuidadores que no poseían animal, aunque las diferencias no eran significativas.
Estudios previos han demostrado que los efectos beneficiosos de los animales de compañía no son uniformes para todos los grupos de edad y sexo.
Mientras los cuidadores masculinos tienden a no informar de sentimientos de estrés o incapacidad para sobrellevar la situación comparados con las mujeres, estas sufren más áreas de asistencia al anciano en relación a la misma fase de la enfermedad que un hombre, por lo que pueden ver en algunos casos al animal más como otra carga que como una ayuda.
Uno de los beneficios que los animales de compañía puede producir en los cuidadores es mediante los enfermos, ya que pueden aumentar su autoestima, su orientación a la realidad y facilitar su comunicación con el cuidador.
Por ello, parece merecer la pena el intentar llevar a cabo un programa de intervención que intente integrar la unión de animales de compañía a la enfermedad de Alzheimer, tanto por lo beneficios para el propio enfermo como para su cuidador, todo esto dentro de un programa más amplio que involucre a diferentes especialistas en la atención a enfermo y cuidador.

Hace poco vi en un programa del Discovery Channel de los animales que ayudan en los hospitales en la recuperación de los pacientes. La terapia con animales empezó ya hace bastantes años (por el siglo XVII) y fue redescubierta y puesta en práctica en los años sesentas en Europa y Estados Unidos con caballos que ayudaban a personas con alto grado de discapacidad física ayudandoles a reconstruir su autoestima y autosuficiencia.
También se han utilizado animales para ayudar a pacientes con trastornos mentales y de atención, como relata el Dr. Levinson que había tratado a un niño psiquiatricamente sin tener éxito. Su perro Jingles lo acompañaba un día en el consultorio, no tenía programada ninguna cita por lo que había llevado a su mascota de compañia a la oficina. Tocaron la puerta, como todos los perros salió Jingles a ver quien era, eran el niño y su madre angustiada. Mientras el doctor conversaba con la madre, Jingles jugueteaba con el niño, lo cual lo tranquilizó bastante y empezó a sacarlo del retraimiento creciente que había estado desarrollando. Durante la consulta dejó que el perro estuviera con el niño y así fue como se mejoró al paciente.
También se han utilizado perros guías para personas no videntes, lo cual les da autonomía y aumenta su autoestima al no necesitar de otras personas para su libre movilidad.
La delfinoterapia es una técnica utilizada para el tratamiento del Sistema Nervioso Central, también se aplica a adultos en proceso de desintoxicación de drogas, con personas depresivas, estresadas e incluso con embarazadas. La terapia consiste en nadar con los delfines lo que ayuda a la tranquilidad, mejora de la concentración mental y el tono muscular.
Cuando yo era pequeña recuerdo que hablaban que los perritos Chihuahua curaban el asma, como esta enfermedad a veces se desarrolla en los niños por falta de atención de los padres o su entorno, realmente lo que hacía el perrito era servir de compañia y fuente de amor para los niños, con lo que los sintomás de asma desaparecián.
El uso de la terapia asistida por animales no cura pero si ayuda psiqicamente a los pacientes a tener una mejor calidad de vida.
Leí sobre un estudio realizado monitoreando las ondas cerebrales cuando se toca y acaricia a los animales, se observó que las ondas cerebrales eran más armónicas y que se entraba en un estado de tranquilidad al hacerlo.
Los que tenemos animales de compañia en casa disfrutamos de la terapia a diario, la felicidad que


Sentirse bien nadando con los delfines, paseando a caballo y también acariciando el pelo de un gato o jugando con un perro. Estar acompañado de animales es beneficioso para todo el mundo, tal como demuestra la «pet-therapy» o terapia asistida con animales, una modalidad de terapia que aprovecha la inteligencia, la sensibilidad y las distintas características de los animales para mejorar la calidad de vida de los seres humanos.
Emociones positivas
Esta disciplina se enmarca en nuevas corrientes holísticas (que hablan de la salud integral como cuerpo mente y espiritual o del sistema de valores) y ecológicas que promueven que un mayor contacto con la naturaleza, tanto vegetal como animal, puede suponer una ayuda para las personas que se encuentran en crisis, que han sufrido un accidente, pero también para el ser humano en general. Las emociones positivas que suscitan los animales se han revelado, en este sentido, como un excelente antídoto contra las enfermedades.
Los animales no tienen el poder de curar, pero a través de su afecto y su amor incondicionales, favorecen la relajación, la estabilidad, y ayudan a afrontar las situaciones críticas con mayor serenidad.
• Los animales devuelven la sonrisa a una persona deprimida; estimulan el carácter social de una persona tímida y con problemas afectivos de índole diversa; ayudan a controlarse a una persona que sufre de impulsos violentos; pueden ayudar a bajar la presión arterial a los hipertensos, y a relajar a las personas nerviosas. Aunque quizás, una de los efectos más beneficiosos que se pueden obtener de los animales es que ayudan a aceptarse a uno mismo, porque ellos nos aceptan tal y como somos: altos, bajos, ricos, pobres, delgados, obesos... Los animales nos aceptan e incluso son capaces de transmitirnos su «apoyo» cuando no nos encontramos en nuestro mejor momento.
• Los efectos positivos de la compañía de un animal se pueden resumir en tres puntos fundamentales.
Estímulo psicológico
Un antidepresivo natural
Cuidar de un animal mitiga el sentimiento de soledad, llena los espacios vacíos de la vida, sobre todo para las personas ancianas, que se abandonan con mayor facilidad.
• Un cachorro al que atender supone un estímulo para salir del aislamiento y ofrece la posibilidad de abrirse al mundo exterior y restablecer las relaciones o para dar vida a nuevas amistades e intereses.
• Un animal, como el perro, siempre está dispuesto a mover el rabo y a agasajar a su dueño en cuanto éste llega, alejando de su mente los pensamientos negativos.
Estímulo lúdico
Un simpático «payaso»
Un cachorro es un compañero de juegos que no sólo contribuye a ahuyentar el aburrimiento, sino también a que nos abramos y a que interactuemos con los demás. Los cachorros, con sus juegos, y a veces con su extravagante comportamiento, son como «payasos», capaces de provocar carcajadas y, con ello, acentuar nuestro buen humor. Y ya se sabe que la risa relaja y aumenta las defensas naturales del organismo.
• La comunicación con los animales es inmediata. Saben escuchar, esperar y perdonar. Con un animal no se establece competitividad, no se genera ansiedad, porque el juego nunca adquiere la dimensión de competitividad o enfrentamiento. Más que un adversario, el perro es un infatigable y divertido compañero.
Estímulo físico
Un compañero hiperactivo
Otro importante mecanismo positivo es de orden físico: los animales son acérrimos enemigos de la pereza, y suponen un excelente estímulo para el ejercicio y el movimiento.
• Por ejemplo, la cita diaria con el paseo por el parque con la que se ve inevitablemente comprometido quien tiene un perro es una forma agradable y nada fatigosa de combatir el sedentarismo.
• Cepillarlo, lanzarle un hueso o acelerar el paso para no perderlo, de vista son actividades físicas saludables y posiblemente mucho más divertidas que el rutinario ejercicio físico impuesto por un instructor.
Fuente: Isabel Salama.com













EFE

PERROS DE ALQUILER

Empresas alquilan perros por horas, para japoneses que se sienten solos
La soledad puede ser un buen negocio

Los nipones no sólo lucen altos niveles de desarrollo, sino también de soledad. Por eso pagan 8.500 pesos la hora para pasear un perro, conversar con él, salir de la rutina y alegrar el alma. Por un rato.


EFE
Fernando Mexía
Shiro es todo un profesional pero, como perro viejo, sabe que nunca llegará a ser tan popular como Mugi-chan, uno de los cinco chihuahuas que se alquilan con él en una tienda de Tokio donde, previo pago, cualquiera puede pasear un can.
Por 1.900 yenes la hora (unos 8.500 pesos) se puede arrendar un perro en el selecto establecimiento “Puppy the World” de la isla tokiota de Odaiba, que cada fin de semana acoge una auténtica procesión de mascotas seguidas de sus orgullosos nuevos “dueños”.
En Japón, donde se dan los índices de sentimiento de soledad más elevados del mundo, la expresión “animal de compañía” parece adquirir el significado de un servicio de acompañante.

Por unos $ 8.400 pueden pasear por una hora con uno de los perros de las fotografías.
Desde que “Puppy the World” abrió sus puertas en noviembre de 2003 en Odaiba, en pleno furor nipón por lo perruno tras una exitosa campaña de publicidad, sus responsables apostaron por alquilar perros por horas. “Empezó como un servicio para gente que quería tener perro, pero no se le podía permitir; bien porque estuviesen prohibidos en su edificio, bien porque su familia no les dejase meter una mascota en casa”, explicó Hiromi Maeda, representante de ese establecimiento.
El negocio fue evolucionando y al reclamo de este “perro con contrato temporal” acudieron personas que buscaban pasar un rato agradable y olvidarse de su rutina sujetando una correa de uno de estos especialistas del paseo.
Una hora con “el mejor amigo del hombre” es el sistema más usado, aunque desde hace seis meses se ofrece una tarifa de 10.500 yenes (unos 46 mil pesos) por un día completo, noche incluida en casa del cliente. “Hay familias que se encariñan con el animal. Vienen una y otra vez para estar con él. Por ello decidimos ofrecer a los interesados la posibilidad de llevarse el perro a su domicilio”, comenta Sachio Wakano, encargada de los alquileres.
Los más pequeños
La empresa recomienda siempre perros medianos y hasta un poco grandes, sobre todo cuando hay niños. Los animales más pequeños reaccionan de peor forma cuando se les toca demasiado, pero los más grandes son más manejables. Pese a ello, los japoneses prefieren los pequeños, especialmente los chihuahuas de origen mexicano.
Según comentan en la tienda, todo se debe a una campaña de publicidad de la empresa crediticia japonesa AIFUL, la que desató el “boom” nipón por los canes, en la que un ejemplar de esta raza encandilaba a un hombre de mediana edad y le impulsaba a pedir préstamos para pagar diferentes caprichos.
En “Puppy the World” hay alrededor de sesenta perros para alquilar, pero cada uno hace un máximo de dos salidas diarias, con lo que es fácil que no haya canes disponibles si no se reserva con antelación, sobre todo los fines de semana.
Una vez dentro de la tienda, el cliente puede escoger el ejemplar que más le guste tras echar un vistazo a fotos colgadas en la pared, en las que cada animal muestra su mejor cara a fin de ser el elegido.
Antes de salir, los canes se ponen de punta en blanco. Los lavan, peinan y los más friolentos son vestidos con algún abrigo cuando el tiempo así lo exige, para evitar que un resfriado los deje fuera de combate.
La vida profesional de estos canes empieza a partir de su primer año, pues aseguran que antes es demasiado estresante, y suelen jubilarse a los cinco o seis años de edad.
Una vez retirados, viajan a una “residencia” en Chiba, provincia situada al sureste de Tokio, y los más afortunados continúan meneando el rabo por amor al arte, aunque ahora ya como mascotas de una sola familia

VIVIR , ALEJANDO LA SOLEDAD
Es como un sarampión urbanístico. Por toda la costa levantina, pero en la provincia de Alicante especialmente, y en la Costa del Sol, pero obre todo en la provincia de Málaga, crecen por doquier “Ciudades de Tercera Edad” (como Ciudad Patricia en Benidorm), complejos residenciales para mayores, urbanizaciones para jubilados españoles, europeos y asiáticos, pisos tutelados en primera línea de playa para personas de edad con buen estado de salud y todo tipo de edificaciones pensados para las personas mayores.
La demanda a tanta oferta parece que está bien asegurada, no sólo para los jubilados españoles que deciden vender sus viviendas e inmuebles del interior de la península e irse a vivir junto al mar buscando sol y playa, sino, más aún, por los jubilados extranjeros, europeos (británicos y alemanes a chorro) y asiáticos (chinos y japoneses a mogollón) que buscan pisos que alquilar y viviendas que adquirir buscando comodidad, buen precio, mejor clima, dieta mediterránea, sana convivencia e inmejorables servicios.
En: Salud, Turismo, Vivienda, Ocio — Junio 5, 2006

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