viernes, 22 de julio de 2011

SOLUCIONES PARA LA SOLEDAD-ANIMALES COMPAÑIA-ESPACIOS COMPARTIDOS

SOLUCIONES PARA LA SOLEDAD
Encontré estos trabajos en Internet ,que me parecen de interés ,para nuestra búsqueda de las soluciones para combatir la soledad.

Espero sean de vuestro interés.

Maximino Fernández Sendin


Mascotas. - Free DPI
 
Cuando una persona se siente sola o una familia tiene la posibilidad de adoptar en su seno a un nuevo componente se produce una unión muy beneficiosa.

Multitud de estudios revelan la importancia que tiene la tenencia de una mascota para personas que están solas o, por otro lado, para las que no tengan una buena relación con sus familiares más allegados. Este hecho les transmite una ilusión y ganas de vivir que, en muchos casos, les ayuda a no entrar en procesos de depresión. Es un método para tener compañía incondicional, cariño, protección (en algunos casos) así como un entretenimiento que mantenga la cabeza alejada de los problemas diarios.

Un animal de compañía es la solución para personas solas

Por muy pequeños que sean, estos animales dan compañía y ayudan a su dueño/a, les presta atención, les cuida y les tiene cariño. En muchas ocasiones, este tipo de amigos son aconsejables e incluso pueden ejercer labores de guía y protección. Es muy bonito, cuando se llega a casa que esa pequeña mascota espere a la persona con la que convive y le muestre todo su cariño de diversos modos, haciendo que se olviden todos los problemas que se ha planteado durante el día, ya sean de carácter personal o laboral



Negocio se ofrece para compartir piso: El Coworking (I)

 
ignacio-marotoHace un par de semanas comentamos las posibilidades que ofrece el desde casa, y pusimos de manifiesto algunas de sus dificultades, como la soledad o las complicaciones que ofrece para obtener una alta . Estos problemas son compartidos también por los estudiantes, que suelen recurrir en ocasiones al estudio en espacios comunes, generalmente bibliotecas, para resolver sus necesidades de relación interpersonal y de estímulo al estudio. El “coworking” aparece para llenar ese tipo de vacío en el caso de los teletrabajadores y profesionales freelance.
El “coworking” (o cotrabajo) es una innovadora manera de trabajar que permite compartir oficina con otros profesionales que no pertenecen a la misma empresa ni sector. Dicho de una forma distendida, viene a ser algo así como un cóctel que mezcla alguna de las ventajas de los centros de negocios con el ambiente de una cafetería o de un lugar de reunión, networking (y a veces algo parecido a la terapia de grupo) para autónomos y profesionales del teletrabajo.
¿En qué consiste? Básicamente, con el coworking se comparte un espacio de común y abierto (sin barreras ni despachos) al que pueden acudir profesionales freelance, a cambio del pago de una cuota o alquiler. En el espacio de coworking cada miembro dispone, generalmente, de un escritorio individual y acceso a internet, así como también otros servicios de valor agregado, que son sufragados de forma compartida por los distintos “cotrabajadores”.
Esta práctica surgió en Estados Unidos, y se ha hecho popular entre profesionales de Internet, diseñadores, programadores, escritores, y periodistas. Es especialmente apropiada para teletrabajadores que quieren evitar la soledad y las molestias que suele aparejar tener tu propio despacho en casa, y también puede ser una excelente solución para trabajadores que se encuentren de paso en la ciudad y necesiten un espacio agradable de por unos días. A continuación podéis consultar un video en el que se explica el funcionamiento y filosofía del coworking: Las ventajasdel coworking son más o menos evidentes; tanto es así, que algunas están estableciendo espacios de multidisciplinares en los que miembros de distintos departamentos puedan compartir su tiempo y generar nuevas ideas (coworking interno). Para concretar, las principales ventajas del coworking pueden extraerse de este post de mashable  (http://mashable.com/2008/11/07/reasons-to-start-coworking/) que os resumo a continuación:
  • Superar la soledad y aumentar nuestra motivación en un ambiente de compartido por iguales: Si nos dedicamos a un creativo, puede que seamos menos productivos en soledad que si compartimos nuestro espacio de con gente como nosotros.
  • Obtener inspiración y compartir nuevas ideas, aprender cosas nuevas: Trabajando en el mismo espacio que otros surgen ideas, posibles contactos y hasta proyectos comunes.
  • Mantener el contacto con lo que está ocurriendo en tu región o localidad: En un espacio de coworking resulta más fácil estar al tanto de la actualidad local y de tu sector.
  • Ahorrar y compartir costes: Esta ventaja es evidente, ya que podemos acceder a unas instalaciones de con un coste compartido muy inferior al que supondría disponer de nuestro propio espacio fuera de nuestro domicilio. En este sentido, algunos se plantean el coworking como opción a su propia oficina para reducir costes en esta difícil coyuntura económica.
  • Conseguir una división entre el espacio personal y el de : Para muchos teletrabajadores, esta es una ventaja evidente, ya que les permite mejorar la conciliación entre vida laboral y personal, que se hace más complicada cuando tu espacio de es también tu dormitorio.
Parece interesante, ¿verdad? Con todo, no es ideal para todo el mundo, y no está exento de algunos inconvenientes. La segunda parte de este post explora tanto las desventajas del coworking como las posibles opciones para iniciarse en él para aquellos que se lo estén planteando como opción personal


ADIÓS A LA SOLEDAD

Las ventajas de la convivencia intergeneracional

Pilar Jiménez
30-08-2010

La posibilidad de compartir piso entre mayores y jóvenes es una opción cada vez más habitual. Las ventajas: desterrar la soledad, vivir como en familia, compartir experiencias distintas y aprender cosas nuevas. Se trata de una fórmula casi perfecta.


 
La posibilidad de compartir piso entre mayores y jóvenes es una opción cada vez más habitual.
El Programa Intergeneracional de Vivienda Compartida de la Obra Social de Caixa Catalunya es una iniciativa que, bajo el nombre de Vive y Convive, “promueve la convivencia solidaria y no lucrativa entre los jóvenes y los mayores”, tal y como explican sus responsables. En cuanto a los mayores que se acogen al programa, se trata principalmente de mujeres de unos 80 años de edad y que viven en un piso de su propiedad. El perfil del estudiante también responde mayoritariamente al de una mujer –aunque actualmente el número de chicos ya representa el 30 por ciento–, de unos 23 años de media, que se desplaza de su localidad de residencia para cursar estudios superiores.

¿Qué condiciones hay que cumplir?

Requisitos: tener más de 60 años y disponer de una casa con condiciones de habitabilidad adecuadas para alojar a un estudiante.
Gastos: la Obra Social de Caixa Catalunya ayuda con una aportación mensual para poder hacer frente a los gastos extra que supone compartir la vivienda (luz, agua, gas, etcétera).
Garantía: tanto los jóvenes estudiantes como las personas mayores que los acogen adquieren un compromiso por escrito en el que, además del respeto mutuo, se establecen los derechos y deberes de cada uno.

Una experiencia personal

Son distintas, más en la forma que en el fondo. Una tiene su vida asentada, cobra una pensión y ha superado la barrera de los 70 años, aunque aparenta una década menos. La otra es una estudiante que prepara su tesis y todavía no ha determinado de manera definitiva su futuro. Pero tienen algo en común, algo que les une y que va más allá del techo que les cobija. Son compañeras de piso, pero también de camino, de vida y de experiencias. De todas las fórmulas que podrían haber escogido para sacar adelante sus respectivos intereses, ésta se ha convertido en la más acertada. Rosa y Érika constituyen un ejemplo de convivencia intergeneracional. Y de muchas otras cosas.
La idea surgió de manera casual por parte de ambas. Rosa Romero, gallega de origen y jubilada tras casi 40 años de trabajo, pasaba por un bache emocional debido principalmente a la soledad. Ella llevaba ya varios años disfrutando de un servicio de teleasistencia. Un día, hablando con la asistente social de un centro cercano a su casa, le propusieron la opción de compartir su vivienda con un estudiante. Y aceptó: “Por humanidad, para evitar la soledad y no por hacer un negocio”.

El perfil de usuarios de este programa de convivencia intergeneracional es de dos mujeres, una de unos 70 y otra de unos 25 años.

Tras barajar otras opciones, Érika Llamal apareció en la puerta de Rosa con su maleta, su pila de libros y su carácter apacible. Antes había vivido con un grupo de gente joven: “Todos teníamos horarios complicados –explica–, así que sólo nos reuníamos para cenar”. En este caso, todo es distinto y muy familiar ya que “estoy acostumbrada a convivir con gente mayor y les conozco bien, desde el principio, Rosa me recordó a mi bisabuela”.
El nexo de unión entre ellas fue precisamente el Programa Intergeneracional de Vivienda Compartida de la Obra Social de Caixa Catalunya. Una de las principales cuestiones que hay que afrontar antes de comenzar la convivencia es la compatibilidad de ambas personas. Para ello, un equipo de profesionales analiza los perfiles de los candidatos con el objetivo de intentar que el emparejamiento resulte un éxito, aunque no siempre se consigue. Además, para lograrlo, Érika apunta a una cualidad primordial: “la tolerancia” y Rosa reconoce que la estudiante “necesita su independencia”. Ambas cuestiones adquieren una especial relevancia cuando, como en este caso, a la diferencia intergeneracional se añade la diversidad cultural. La estudiante procede de México y su anfitriona reconoce que prueba los platos que prepara y que le gustan, una prueba más de lo enriquecedora que puede resultar una experiencia como ésta, a pesar de que puedan surgir roces.
“Al principio, me costaron ciertas cosas y reconozco que tengo mis defectos”, apunta Rosa mientras que Érika aclara “lo que ocurre es que ella estaba triste y un poco deprimida”, una situación que gracias a la convivencia parece haber mejorado notablemente. Y no hay más que verla para entenderlo. Hoy, Rosa es una mujer coqueta, que disfruta de los viajes y a la que no deben faltarle admiradores. No duda en reconocer que el cariño que siente por Érika es tan grande que incluso algún familiar ha podido sentirse celoso. Ambas reconocen que, cuando un día tengan que continuar caminos separados, no se olvidarán la una de la otra. Y Rosa añade que “a pesar de que es callada y sigilosa, cuando Érika no está la echo de menos”. Y, precisamente, este hecho constituye una de las principales diferencias con cualquier otro tipo de convivencia: residencias universitarias, colegios mayores, pisos compartidos... “Me gusta saber que alguien me está esperando” precisa Érika. Para las dos es muy importante saber que alguien se preocupa por ellas, como si de su propia familia se tratase.

¿Qué aporta la diferencia de edad?

Partir de cero en cuanto al conocimiento a la hora de compartir piso es siempre un riesgo. Mucho más si, por la disparidad de las edades, los gustos, los horarios o los estilos de vida incluyen notables diferencias. Sin embargo, es precisamente esta distinción la que enriquece las relaciones intergeneracionales. “Rosa me ha aportado su experiencia de vida”, explica Érika. Y, aunque suene tópico, es más fácil recuperar el espíritu y la ilusión juvenil cuando se convive con alguien de una generación menor.

Más información:

Ciudades en las que puede solicitarse el Programa Vivir y Convivir

Aragón: Zaragoza.
Cataluña: Badalona, Barberà del Vallès, Barcelona, Castelldefels, Cerdanyola, Girona, l'Hospitalet de Llobregat, Lleida, Manresa, Mataró, Reus, Sabadell, Salt, Sant Cugat, Tarragona, Terrassa y Vic.
Baleares: Palma de Mallorca.
Com. Valenciana: Valencia, Gandía y Castellón de la Plana.
Com. de Madrid: Alcalá de Henares, Madrid y San Sebastián de los Reyes.
Extremadura: Cáceres y Badajoz

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